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Los pastores de Belén



"En aquel contorno estaban unos pastores acampados al raso, velando de noche por turno su rebaño, cuando se les apareció un ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz, por lo que se asustaron grandemente. Mas el ángel les dijo: ¡No temáis! Porque os anuncio una gran alegría, que será para todo el pueblo: Hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo, el Señor. Y esta es la señal:
Hallaréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De repente apareció con el ángel una muchedumbre del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
Cuando los ángeles partieron de ellos para volver al cielo, los pastores se decían unos a otros: ¡Vayamos a Belén a ver esto que ha ocurrido y que nos ha manifestado el Señor! Fueron presurosos y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que se le había dicho de aquel niño. Todos los que lo oyeron, se admiraron de lo que les narraban los pastores. María, por su parte, guardaba y ponderaba todas estas cosas en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando a Dios por todo lo que oyeron y vieron conforme se les había dicho."


Hasta aquí la narración, relativa a los pastores, del Evangelio de San Lucas.



Libro de Horas de Juana I de Castilla, f. 95v.


Si "desmenuzamos" un poco el contenido del Evangelio del Nacimiento de Jesús podremos observar cómo en su extensión dedica un 23% a describir el momento y circunstancias (censo, empadronamiento, desplazamiento, etc.); un 10% a narrar el Nacimiento, y en el 67% restante, parece que se recrea en contar todo lo relacionado con la anunciación, adoración, y actuación de los pastores.

Comienza diciendo dónde estaban, qué hacían, cuál era el momento, la aparición inicial de un ángel, la incorporación posterior de muchos más, qué dijeron y qué hicieron… y así, de manera tan sencilla, concreta y completa nos pone el Evangelista en situación.
Pese a toda esta información, cabe preguntar ¿cuántos eran, como se llamaban, qué fue de ellos…?

Intentando averiguar algo más sobre tan entrañables personajes, se llega a la conclusión de que cuanto se conoce de los pastores de Belén es difícil encuadrar en la leyenda, historia, misterio, tradición, quizá fantasía… pero si como dijo A. Einstein "la imaginación es más importante que el conocimiento" demos rienda suelta a la imaginación y vamos a viajar en el tiempo. M. Ghattas Jahshan, en su libro Ruta de la Navidad (Para más información sobre este tema Cfr.: GHATTAS JAHSHAN, M.: Ruta de la Navidad. Ed. Iepala, Madrid 1990; MARTÍN MARTÍN, J. L. y MARTÍN PUENTE, S.: Historia de Ledesma. Ed. Diputación de Salamanca, 2008, pp. 151-158.), nos dice que a una milla, al este de Belén, había una colina, y en ella, un gruta natural rodeada de pinos, olivos y cipreses, donde Santa Paula y San Jerónimo, en el siglo IV, vieron los restos de la Torre del Rebaño, levantada sobre el lugar en que moraban los pastores. La iglesia actual es obra del arquitecto italiano Antonio Barluzzi, erigida en 1954 bajo el patrocinio de los franciscanos; se levantó sobre los restos de un antiguo monasterio, quizá construido sobre una primitiva iglesia que había ampliado Justiniano en el siglo VI.

El obispo francés Arculfus habla hacia el año 670 de una iglesia de tiempos de Constantino, al lado de una torre llamada Torre del Rebaño, (Turris Ader) que contenía las tres tumbas de los pastores.




Relieve de la Adoración de los pastores, en el banco del retablo principal, iglesia de Melgar De Yuso, Palencia.


Ya conocemos un poco del lugar y cuántos eran, pues hablan de tres tumbas.
Siguiendo con el número, si observamos pinturas y esculturas, retablos de nuestras iglesias, incluso los conjuntos de la "anunciación de los pastores" que pueblan nuestros Nacimientos, suelen ser tres las figuran que aparecen.

En la iglesia parroquial de Fuenterrabía existe una urna, traída de Ader a Guipúzcoa, con tres compartimentos que, al parecer, pudieron ser los sepulcros de los tres pastores de Belén.

Vamos a dar el salto más importante, pues en la Villa de Ledesma (Salamanca), en la Iglesia de San Pedro y San Fernando, barrio de Los Mesones, se encuentra un arca de madera, forrada de cuero y claveteada, cuyo contenido, según cita del profesor Remigio Hernández Morán, referida a la visita que hizo a Ledesma el obispo salmantino Andrés Josef del Barco en los primeros días del mes de julio de 1786, hay un acta del "Reconocimiento de los huesos que se dicen de los pastores que adoraron al Niño Dios en Belén" y cuyo inventario se reflejó así: "Una caveza entera; media hecha tres cascos; cuatro huesos grandes de canillas; diez pedazos de calabera; veinte y quatro costillas, y una mandíbula; catorce huesos medianos; qince de espinazo; siete pedazos de costillas pequeñas; tres pedazos pequeños de cuero; dos pedazos pequeños que parecen de corteza de arbol; tres pedazos de lienzo; una cuchara pequeña de palo quebrada por el cabo; un pedazito de hueso liado en un papel pequeño; otro más pequeño liado en otro papel sin rótulo; un ojo al parecer, liado en un papelito; en otro papel maior varios pedazos de heuso sin rótulo; un pedazo de palo desconocido; unas tixeras grandes, un papelito con las inscripción siguiente "De los gloriosos Josefo, Ysacio y Jacobo Pastores de Belén, que merecieron ver, y adorar los primeros á Christo Dios y hombre recién nacido en el Portal" Este papel acompaña en la actualidad los restos contenidos en el arca.

Todo esto, viene a confirmar que eran tres, y además ya conocemos sus nombres.
Existen varias citas de historiadores que hacen referencia a los restos, nombres, y demás detalles que siguen relacionándolos con los pastores de Belén. Por citar alguno, Méndez Silva, siglo XVII, confirma el número, los nombres, y añade a la leyenda que los tres murieron vírgenes cuarenta años después en la misma noche de Navidad y que fueron traídos de Jerusalén en el año 290 por un caballero natural de Ledesma.

Al parecer, pudo ser un cruzado ledesmino quien trajo los restos desde Tierra Santa.

El profesor Hernández Morán ha descubierto recientemente en los archivos vaticanos, un Breve del Papa Inocencio XI, fechado el mes de julio de 1677, por el que el pontífice concede Indulgencia Plenaria, con el cumplimiento de ciertas condiciones, "A la Cofradía bajo la Advocación de los Santos Jacobo, Isacio y Josefo, canónicamente erigida y fundada en la iglesia parroquial de San Pedro de la villa de Ledesma, diócesis de Salamanca".

Nada ha podido ser certificado históricamente hasta la fecha, pero sigamos imaginando…

Parece ser que no se conoce ninguna otra localidad que haya reivindicado la posesión de restos similares relacionados con los Pastores de Belén, caso frecuente con algunas otras reliquias.

Lo que sí puedo afirmar es que cuando estuvimos en Ledesma, vimos los restos y escuchamos a Casimiro Muñoz, párroco de la localidad, y quedamos satisfechos ante la curiosidad que en nosotros había despertado la noticia. Ya que he citado a Casimiro, quiero agradecerle la amabilidad con que nos recibió, atendió y explicó, todo lo relacionado con los Pastores de Belén, así como por la información facilitada, verbal y escrita, que ha servido para la redacción de este artículo.

Tengo la sensación de que los ledesminos viven esta leyenda con devoción pues me informaron que también en la víspera de Nochebuena es tradición celebrar "Las Calendas". La celebración tiene lugar en la noche del 23 al 24 de diciembre. Las campanas de Santa María la Mayor, conocidas popularmente como campana "Gorda", "Chica", "El Esquilín", y "El Porrón", son volteadas la víspera de Navidad. Esa noche, del 23 de diciembre, entre las 2 y las 5 h., las campanas suenan con intervalos de 10 minutos de silencio cada diez minutos de repique.

Las Calendas que se celebran en Ledesma fueron instituidas originariamente por los pastores de la zona, que para celebrar la Navidad utilizaban para comunicarse con sus compañeros más alejados cualquier instrumento ruidoso que tenían a su alcance.

Actualmente, el Ayuntamiento invita a las 2 h. de la madrugada a mantecados y vino dulce a las familias que se levantan y acuden a la Plaza Mayor para sumarse a la fiesta y cantar villancicos.

Si después de esta lectura alguien quiere acercarse a Ledesma, le recomiendo que visite también el paraje de "Puente Mocho", con su puente y calzada romana; está muy próximo al pueblo. La zona es muy evocadora y, si como cuando fuimos nosotros, coincide que pasa un rebaño entre las encinas, la leyenda de los Pastores parecerá realidad…


 
Colaboración con el boletín de José María Moretón
(miembro de la Asociación Belenistas de Valladolid)
 
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